
Dicen que son las fiestas del consumo porque son días en que no cuesta demasiado ese gasto desaforado que hace posible vivir como si no hubiera un mañana. Un gasto que siempre va más allá de nuestras expectativas, sean éstas las que sean. Y sin embargo no es eso. Deberían ser días de solidaridad, días de compartir no sólo con la familia, por mucho que sean ellos nuestros primeros objetivos.
Pero, sobre todo deben ser días felices. Con esa felicidad que sólo es posible cuando nuestros corazones encuentran la paz y la tranquilidad de saber que nada ni nadie puede pedirnos cuentas. Es ésa la felicidad que, de corazón, os deseo.
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