En nuestro país existen hasta 250.000 enfermos terminales,
es decir, personas para quienes no existe ya alternativa compatible con seguir
viviendo. Y en ese caso, para llegar a un final tranquilo, sólo vale la sedación
paliativa. Y esta solución no está recogida en ninguna ley lo que hace que la
mitad de nuestros enfermos en esta situación no accedan a ella.
En ese ámbito, las palabras de Marcos Gómez, presidente de
la Comisión Deontológica de la
Organización Médica Colegial (OMC) son concluyentes: "La
sedación paliativa la decide un médico. Tiene lugar cuando hay persistencia de
uno o varios síntomas refractarios al tratamiento disponible. De tal modo que
no queda otra que reducir la conciencia del enfermo. Porque es la única
posibilidad de que tenga un final en paz", explica. Y así es.
No se trata de legalizar la eutanasia, cuyo final es la muerte, sino de
conseguir que quienes llegan al final de sus días lo hagan sin sufrimiento.
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