
Todo ello hace imposible que el autoconsumo, por el que están las WWF, la OCU y cualquier persona con sentido común, ha desaparecido en la práctica debido al elevado coste que, pese a la elevada satisfacción que producen (el 74% en el caso de las placas fotovoltaicas, el 78% en el de los paneles solares térmicos y el 81% en el caso de la cadera de biomoasa).
Las escasas ayudas de la Administración para inversiones que, en principio, son costosas hacen muy difícil conseguir la rentabilidad de las instalaciones. Si, finalmente, se aprueba el llamado peaje de respaldo, nombre eufemístico que pretende poner precio al hecho que que alguien haga propio trate de conseguir su propia energía, los problemas serán entonces mucho más serios.
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