viernes, 19 de febrero de 2016

NUESTRO OBJETIVO: EL CONSUMO

Es mi segunda reflexión de este año, tras algo más de un mes de silencio. Es una reflexión sobre el consumo. Quiero referirme, precisamente, a esta realidad que marca nuestro día a día. Porque son muchos los actos que cada día hacemos y que pueden englobarse en el consumo.

Es este consumo el que determina nuestro devenir principal cada jornada ya que resulta difícil hablar de algo que no pueda englobarse en esa palabra. Y consumimos una y otra vez. Rara es una acción que no sea un acto de consumo. Bien es cierto que son posibles, aunque resulten complicados: un rato dedicado a la lectura no es un acto de consumo salvo que podamos decir que el libro, como tal, es un bien de consumo que se adquiere en una librería; un programa televisivo exige el televisor, que es un bien de consumo, como lo es un escrito que implica la existencia de un papel, un elemento de escritura o un ordenador.

De ahí que nuestra realidad sea la de ser consumidores como manera de ser y de mostrarnos como tales. Somos conscientes de que el consumo, como realidad, marca nuestras vidas y resulta casi imposible sustraerse a su influjo. Por eso es tan importante. Tan necesario.