LA PROLIFERACIÓN DE EMPRESAS QUE PROMETEN DINERO RÁPIDO

Son las de crédito inmediato (como Vivus, Kredito24, Wonga, Elportalfinanciero, Cofidis, Quelisto, Zaimo, ...). En su publicidad vienen a contarnos lo extremadamente fácil que es conseguir (algo de) dinero. No mucho, pero sí lo suficiente como para salir del paso. Lo malo es la garantía que exigen.

Porque de lo que no hay duda es de que son empresas que nunca pierden y se aseguran, incluso con garantía hipotecaria, es decir, poniendo en juego la casa del deudor, de que el crédito va a ser devuelto.

Por eso hay que tener especial cuidado a la hora de acudir a ellas. Porque hay que saber bien qué es lo que se pone en juego y si merece la pena. Bien es cierto que no siempre quedan demasiadas opciones pero acudir a una de ellas es correr unos riesgos muy importantes que es necesario conocer porque no es por casualidad por lo que es ahora, en plena crisis, cuando este tipo de empresas crecen como setas con una agresiva publicidad en la que se cuidan muy mucho de no poner en evidencia la muchísima letra pequeña que contiene.

Resulta sencillo transmitir el mensaje de una necesidad que por lo que se ve es imperiosa. Pero no es tan fácil (ni posiblemente tan interesante) el hacer ver la letra pequeña. Por eso, insisto, hay que tener cuidado, mucho cuidado. Por un lado por lo que se pone en juego. Por otro por las condiciones de la devolución y las garantías que exigen.

Porque son empresas que nacen al albur de una necesidad percibida de las que no cabe esperar comprensión si no es a un coste que, muchas veces, resulta imposible. Por eso, si acudimos a una de ellas es fundamental leer bien y entender a fondo qué es lo que nos jugamos cuando lo hacemos y estar muy seguros, pero muy seguros, de que vamos a poder cumplir con el compromiso que se adquiere.

Aun recuerdo en un país muy cercano un ejemplo que se nos ponía de una persona que estaba sujeta a ¡cuatro! créditos de este tipo, siempre en pos de poder hacer frente a sus pagos pero cada vez más "cogido" por una deuda que, finalmente, no pudo pagar... porque las condiciones eran, cada vez, más draconianas. Y pese a la sonrisa de la concesión y lo simpática de su publicidad, es muy difícil encontrar corazones sensibles en ese mundo.