jueves, 12 de noviembre de 2015

MEDICAMENTOS, SUSTANCIAS QUE CURAN, PERO...

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) hizo público hace unos días un informe instando a liberalizar el mercado de los medicamentos en nuestro país pues la actual situación “tiene un impacto negativo sobre la competencia y, en consecuencia, perjudica a los pacientes como consumidores de estos productos, incrementa el coste de aprovisionamiento del sector público y reduce el bienestar general".

Liberalización que implica deshacer toda las barreras actuales, incluso para los medicamentos que implican prescripción médica. Llega a promover la venta online de los fármacos y posibilita la aparición de las cadenas. Eso sí, en algunos casos se puede“valorar la conveniencia de la intervención de un técnico competente”.


Siempre he hablado de los medicamentos con respeto. Son sustancias que curan pero que tienen efectos secundarios que hay que conocer y tener en cuenta. Por eso el papel del farmacéutico, con su formación, es insustituible. Al menos en teoría. Y por eso mismo necesitamos que el farmacéutico cumpla su función. No es, simplemente, un "vendedor" de medicinas. Su consejo es (debe ser) fundamental.

De ahí que me oponga a una farmacia sin farmacéutico, sin verdadero profesional de la salud. Al hecho que se venda como si fuera un supermercado en que cada cual asume el riesgo de "coger" su propia medicina. Ni siquiera valorando "la conveniencia de la intervención de un técnico competente".

El asesoramiento que la formación del farmacéutico hace posible es indispensable, porque es la que hace que ese medicamento se atenga a unas pautas muy concretas en a dispensación. Y aquí encontramos la palabra que define a los medicamentos: la dispensación. Porque los medicamentos no se venden se dispensan y se hace acompañado, siempre, de un consejo sobre cómo tomarlo.
Por eso estoy con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que no tardó en leer la cartilla a la CNMC, en defensa del modelo español de farmacia en en un comunicado en el que asegura que las prácticas propuestas “pondrían en riesgo la salud de los ciudadanos”, ya que “equiparan el medicamento con cualquier otro bien de consumo”.

Un comunicado en el que con claridad dicen que el Tribunal de Justicia Europeo ha reconocido "que la salud y la vida de las personas ocupan el primer puesto entre los bienes e intereses protegidos por el Tratado de la Unión y que corresponde a los Estados miembros decidir qué nivel de protección de la salud pública pretenden asegurar y de qué manera debe alcanzarse ese nivel".

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