viernes, 25 de marzo de 2016

UNA APUESTA POR LAS "MARCAS BLANCAS"

Las marcas blancas o de distribuidor, muchas de ellas de fabricación nacional, constituyen una excelente opción para la economía de los consumidores, aunque cada vez menor. De ahí que cueste aceptar la batalla que, desde diversos frentes, se mantiene contra ellas.

Mal servicio se hace a los consumidores españoles si se les transmite el mensaje de que comprar marcas blancas es sinónimo de desafección a las industrias patrias o al fruto del trabajo de nuestros agricultores y ganaderos. Mucho peor es hablar de marca blanca como de mala calidad.

El consumidor sabe que debe comprar siempre aquellos productos que, siendo seguros, tienen buena calidad o, al menos, una buena relación entre la calidad y el precio. Un simple vistazo a la hemeroteca de revistas especializadas nos pone de manifiesto que, muy a menudo, las llamadas marcas blancas merecen una buena valoración. Las razones son fáciles de entender:

·        las cadenas de distribución que están detrás de las marcas blancas (algunas de ellas de capital muy español, si es que el dinero tiene banderas) ponen en juego su nombre en las marcas exclusivas que venden;

·        el ahorro en publicidad es notorio, si tenemos en cuenta las cantidades que, en ese capítulo, gastan las otras marcas;

·        los fabricantes de las marcas blancas o de distribuidor son los mismos que ponen en el mercado sus propios productos.

Es cierto que los problemas del campo y la cabaña nacionales  sean graves. Pero, no lo es menos que mientras se culpabilice de ellos, aunque sea en parte, a los que ponen marcas blancas en el mercado pocas posibilidades hay de acertar con sus soluciones.

Las marcas blancas constituyen para los consumidores una excelente opción de compra como uno tras otro vienen poniendo de manifiesto los análisis de revistas especializadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario