La verdad es que los bancos engañan. Lo sabemos todos. Hay que andarse con
pies de plomo para evitar que "te hagan un traje equivocado". Y es
que no tienen forma más hábil para hacernos creer que van buscando nuestro
propio interés cuando lo que realmente buscan es el suyo propio. Es triste ver
cómo hay que andarse con pies de plomo para no caer en lo irremediable.
Porque, entonces, el "rostro" que se nos aparece
es bien distinto a ese amable que dura, justo, hasta que decimos sí, hasta que
se concrete el producto que pretendemos comprar.
Las cláusulas suelo, las preferentes, las hipotecas que no
son en euros, los valores del Santander (?), las acciones de Bankia o las
referencias hipotecarias son algunas de las acciones bancarias que hay que
mirar con lupa por la enorme carga de "letra pequeña" que contienen.
Y cuando hablo de "letra pequeña" me refiero a todas las trampas que buscan quedarse con nuestro escaso dinero a beneficio de la entidad financiera.
Y cuando hablo de "letra pequeña" me refiero a todas las trampas que buscan quedarse con nuestro escaso dinero a beneficio de la entidad financiera.
Las cosas no deberían ser así, pero lo son. Y es que hay que
tener muy en cuenta todo lo que las entidades financieras pretenden decir. Eso
exige o una formación fuera de toda lógica por parte de las personas que firman
o un asesoramiento casi imposible por quienes se ven enfrentados a contratos
sibilinos que pretenden su escasas pertenencias.
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