miércoles, 12 de noviembre de 2014

LA MULTA A TELEFÓNICA, ¿BUENA NOTICIA?

Según leo, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha impuesto a esta compañía una multa de casi 26 millones de euros por su política de obligar a las PYMES a continuar con su servicio (compromiso de permanencia, lo llaman) so pena de indemnizaciones que van creciendo según pasa el tiempo. 

La cosa debería ser una buena noticia para los consumidores si eso significara tres cosas: que la Compañía del teléfono dejara de incluir esas cláusulas en los contratos, que la magnitud de la multa tuviera el efecto disuasorio que se pretende y que la multa realmente se pagara. Lo primero, lo dudo mucho; lo segundo, dadas las cifras que se manejan (casi mil millones por trimestre) no creo que lo noten mucho; lo tercero está por ver. 

Y, en cualquier caso, habría que saber quien es quien acaba pagándolo, porque dudo mucho que tenga cualquier efecto sobre los generosos salarios de los responsables. Por eso es difícil de entender que, rascando un poquito la epidermis de la compañía, se pretenda conseguir que Telefónica cambie su forma de actuar.



Pero es que, además, aunque los consumidores sepan de esas cláusulas poco o nada pueden verse afectados por la multa puesto que las tales están colocadas en los contratos que firman determinadas empresas, llamadas "pequeñas o medianas". ¿Os imagináis que, en lugar de una multa que va a parar, si llega, a las arcas del Estado, Telefónica se hubiera visto obligada a la devolución de las cantidades mal cobradas? Sin embargo, esta reflexión viene a cuento, sin duda, porque no estamos ante un servicio que podamos llamar ejemplar. 

Porque lo cierto es que la manera que tiene de prestarlo tiene bastante de errático.Si uno tiene la suerte de vivir en una gran ciudad no hay problemas, salvo que necesite todos los megas que contrata, circunstancia ésta que no siempre se produce. Hoy, más que nunca, Internet y telefonía móvil resulta más difícil de deslindar y hoy, más que nunca, es difícil entender que alguien pueda tener un móvil sin esa conexión.Y entonces es cuando uno, si tiene la suerte o la desgracia de vivir fuera de una gran urbe, se da cuenta de hasta qué punto la respuesta de las telefónicas, sea la que sea, es insuficiente. La disculpa, muchas veces utilizada, de que "falta cobertura" no vale. Porque entonces habría que pensar en que si no es posible prestar un servicio no se debe cobrar. Y eso no siempre es así.

Y éste no es más que un ejemplo de una forma de actuar que, en mi modesta opinión, tiene bastante de abusiva.

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