lunes, 12 de enero de 2015

AYUDAR: ¿UN VERBO O ALGO MÁS?

Casi todo ayuda a casi todo. Y esa es la fuerza de este verbo como recurso de marketing. Lo vemos muy a menudo, en especial cuando se refiere a la pérdida de peso. Y es que todo "ayuda" en esa pérdida. Hasta beber un vaso de agua. Vemos cómo se usa en muchas campañas publicitarias con un sentido bien diferente al original. Porque se pretende una inexistente relación causa-efecto que está en la raíz del engaño. No es lo mismo un producto cuyo efecto sea la pérdida de peso que otro que, simplemente, "ayude" a conseguir ese efecto.

Lamentablemente vemos con qué profusión se usa el término "ayudar" con la certeza de que se consigue el efecto que se pretende, que no es otro que establecer esa relación. Y es que perder peso no es fácil. Mucho más en nuestra sociedad, ahíta de lo que nos hace ganarlo. Siempre pensé que la condición para ello era, aparte de un cambio en los hábitos en lo que al ejercicio se refiere, una modificación de nuestro régimen dietético, en lo que se come.

Hoy, más que nunca, los cuerpos esculturales no son frecuentes y siempre, o casi siempre, lo son fruto de un esfuerzo grande con no pocas privaciones. Es un sino de nuestra sociedad, con poco ejercicio físico y mucha alimentación. Aunque existen, los casos en los que "se come de todo" y, pese a ello, se guarda la línea no son frecuentes. Y ello sin entrar en la relación que existe con unos años de más que recolocan determinadas partes del cuerpo.

En este punto, en marketing, el uso de verbo ayudar es una forma de evitar posibles ilegalidades siendo conscientes de que la relación entre el producto y el efecto deseado (en este caso unos kilos de menos) es, en la mente de la mayor parte de la gente, directa. Por eso es preciso insistir en que no es lo mismo "ayudar" a perder peso que perderlo. Por mucho que se busque una cosa bien diferente.

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