jueves, 22 de enero de 2015

MENOS TABACO, MÁS SALUD

La noticia dice que hoy se consumen un número de cajetillas de cigarrillos similar a lo que se consumía hace 50 años. Es decir, que hemos reducido el consumo de tabaco en medio siglo. Sin duda, una buena noticia, aunque sería mejor si el consumo de tabaco se redujera mucho más, hasta el cero absoluto.

No cabe duda de que cuesta mucho trabajo dar marcha atrás, cuando el hábito de fumar llegó en su día (espero que ya no) a convertirse en un síntoma de una mal entendida hombría. Se fumaba cuando se pasaba la adolescencia, como un signo más de alcanzar el estadio adulto de hombre (que no de mujer). Y eso era una manera más de demostrar que ya se alcanzaba ese momento. Y con ello se conseguía superar una etapa de la niñez.

Recuerdo que mi padre me dijo un día que lo que me pedía era que el primer cigarrillo que fumara se lo pidiera a él. Y con ello acabó, para mí, el sabor de lo prohibido, tan ligado, creo, a tantos primeros cigarrillos. Porque no me creo que los neo fumadores se adapten rápidamente al mal sabor del tabaco si no hay otra razón más fuerte como es, puede ser, el hecho social de fumar y todo lo que ello significa.

Hoy, generalizado el uso del tabaco (hombres y mujeres fuman) y roto el nexo entre tabaco y prestancia social, estamos, pues, ante una buena noticia, no la mejor por supuesto, como es que estemos ante un consumo de tabaco en franco retroceso. El hecho de que el consumo de tabaco se haya prohibido en el interior de los lugares públicos tiene, sin duda, su papel en este descenso pero, lamentablemente, la tarea no ha terminado. Porque de lo que se trate es que lleguemos a la conclusión, todos, de que el tabaco, como dicen las cajetillas "por imperativo legal", mata.


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