lunes, 26 de enero de 2015

DE URGENCIAS Y OTRAS COSAS

Dos noticias: por primera vez, dicen, que la Defensora del Pueblo, en nombre de los defensores del pueblo autonómicos, ha hecho público el pésimo estado de las urgencias en nuestro país. Las imágenes son, sin duda, impactantes. Pasillos llenos de gente, dolientes o no, viven en una situación insoportable. Es, como digo, la primera vez en que una instancia preocupada por la situación de los ciudadanos habla con claridad de la situación que viven nuestras urgencias en nuestras Comunidades Autónomas.

Y ello sin considerar el innegable hecho de las consecuencias de este comportamiento sobre el número de fallecidos por una mala atención a la sanidad pública.


Es difícil soslayar esta situación de los famosos recortes que venimos padeciendo, en especial, quienes tienen menos medios para subsistir. Recortes dramáticos que en educación y sanidad tienen su rostro más evidente. Porque lo grave es la ausencia de recursos cuando se sabe que las cosas podrían ser muy diferentes con una mejor distribución de los dineros públicos. Dineros públicos que son, sin duda, escasos pero que se podrían repartir de otra forma para que llegara a casos tan duros como los que viven tantas y tantas personas que deben añadir a sus dolencias, la situación externa a la que están sometidas por el mal funcionamiento de las urgencias.

Unido a ello, hoy hemos tenido conocimiento del atroz comportamiento de la Consellería de Sanidad de la Generalitat Valenciana que ha negado la posible asistencia a un ciudadano con un nivel de minusvalía del 98 %, amparándose en el peregrino e increíble argumento de que ya no había nada que hacer que mejorara su minusvalía. Es posible que nunca fuera a ir a mejor, pero, como dice su madre, puede ir a peor. Y eso es lo triste de esta situación. Que por mucho que sea cierto que ya no se puede hacer nada para conseguir que las cosas vayan a mejor, ese argumento es deleznable. Porque eso significa condenar a sus pobres padres a que hagan lo que puedan para que su hijo no empeore y eso, digan lo que digan, es absolutamente injusto.

Ignoro si eso se corresponde con una urgencia sanitaria, pero lo que está claro es que no voy a pararme en algo que entiendo no tiene importancia. Porque he visto las imágenes y, en mi opinión, es fruto de una pésima gestión madrileña de la sanidad... o del aspecto sanitario de la cuestión de la vivienda. Lo único evidente es la absoluta falta de responsabilidad de los usuarios.

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