La noticia que comento la oí ayer. Los trastornos alimenticios se han incrementado un 30%. No pretendo entrar en una guerra de datos porque basta con que exista una chica (o chico) padezca una u otra para que el tema sea grave. Pero es tal la presión de las "dietas" en nuestra sociedad que, pese a nuestro habitual sobrepeso, que no niego, vivimos pendientes de ellas sin que, en ningún caso, se encuentre solución a nuestro problema.
Porque es curioso que vivamos en una sociedad en la que hay tanto para comer y lo importante sea buscar la alternativa que nos garantice perder peso. Existen tantas dietas, todas ellas milagrosas, cuya finalidad es, precisamente, ésa. Y se pierde de vista que sólo hay una triple forma lógica de perder kilos: comer menos, modificar hábitos alimentarias y hacer algo de ejercicio físico.
Y en ese contexto vemos el incremento de estas enfermedades (una por no comer, la otra por comer demasiado; en cualquier caso mal) en nuestros jóvenes. No es de recibo mirar hacia otro lado ante una situación en la que viven tantos de ellos y ellas, por una presión mal entendida.
Aunque no he convivido con este tipo de enfermas y enfermos, soy consciente de lo terriblemente duro que tiene que ser esa convivencia por lo que implica de opacidad y de falta de conexión entre quienes la viven, padres e hijos. Ése y no otro es el verdadero problema. Esa falta de comunicación es el verdadero caldo de cultivo en el que nace y se desarrolla tanto una como otra.
Se trata de un blog en el que el consumo es el denominador común, aunque a veces la relación con él sea casi marginal y cueste verla. Con estas reflexiones, José María Múgica Flores, ex director general de OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) pretende dos cosas: no perder contacto con un mundo apasionante, como es el consumo, y ofrecer su experiencia de casi 25 años a los consumidores del futuro.
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