sábado, 28 de marzo de 2015

¿ANÁLISIS COMPARATIVOS? SÍ, PERO INDEPENDIENTES

Según veo, la ley anda ya por el Consejo de Estado. Silenciosamente, pero a punto de ser aprobada. Significa, sin más, la muerte de los análisis comparativos independientes.

Tres son los puntos con los que la nueva ley va a cargarse dichos análisis. El poder de los fabricantes ha hecho que, desde el gobierno, salga adelante una ley que andaba coleando desde mediados del año 2013.

Por un lado se impone a las publicaciones de análisis comparativos un largo plazo de 20 días para que los fabricantes puedan discutir y discrepar (y a buen seguro que lo harán) que hace imposible la inmediatez del análisis comparativo con el agravante de que en ese tiempo, los fabricantes sí podrán publicar los resultados de sus propios análisis. Y, como es lógico, corregir los posibles incumplimientos legales.

Además quien realice un análisis comparativo con vistas a su publicación debe dar a conocer previamente los laboratorios donde va a realizarse, rompiéndose así, por razones evidentes, la necesaria confidencialidad; confidencialidad fundamental de cara a conseguir que el análisis reúna las mínimas condiciones de imparcialidad. Es evidente lo que sucedería si un laboratorio optara por poner de manifiesto todos los posibles incumplimientos de los fabricantes, en especial, de aquellos que los tienen a gala.

En tercer lugar se obliga a quien realice dichos análisis a adquirir un numero muy elevado de productos ya que quien se atreva debe correr con los gastos de dichos productos para facilitar los eventuales contraanálisis que los fabricantes quieran realizar.

Como dice la revista OCU-Compra Maestra en su número de abril, se anteponen "los intereses de la industria al derecho de los consumidores a la información independiente y a la libertad de expresión". Y el gobierno lo hace dando a los fabricantes de los productos todo el poder en esta situación. Significa un largo paso atrás en algo que se pensaba conseguido: la capacidad para, desde la sociedad civil, saber que es lo que lo fabricantes, en especial de alimentos, ponen en el mercado,

Un largo paso atrás que, en la práctica, puede significar la desaparición de algo tan importante como son los análisis comparativos, herramienta fundamental que en esa Europa a la que queremos acercarnos cumple una función primordial en lo que al derecho de información de los consumidores se refiere.

Ciertamente, queremos saber lo que comemos, pero con medidas tan arbitrarias como ésta lo ponen, realmente, complicado.

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