Releyendo lo escrito en marzo de 2011, veo su rabiosa actualidad. Porque lo dicho entonces, vale exactamente, hoy, en todos sus términos. Decía entonces,con ocasión de una enésima subida de un bien tan imprescindible como la electricidad:
"Que uno de los misterios imposibles de descifrar es el recibo de la luz no significa ninguna novedad para los ciudadanos de este país. Lo inescrutable de los conceptos que encierra, algunos de ellos que poco o nada tienen que ver con la propia electricidad, hacen de este recibo, con el consentimiento de nuestros responsables políticos, un documento opaco y sin la menor transparencia.
"Que uno de los misterios imposibles de descifrar es el recibo de la luz no significa ninguna novedad para los ciudadanos de este país. Lo inescrutable de los conceptos que encierra, algunos de ellos que poco o nada tienen que ver con la propia electricidad, hacen de este recibo, con el consentimiento de nuestros responsables políticos, un documento opaco y sin la menor transparencia.
Y ello 'ad maiorem benefitium' de las compañías eléctricas
cuyas cuentas de resultados rayan en la obscenidad si no entran de lleno en
ella. Pero lo más grave, con todo, no es eso: es la consideración de estultos
(es decir, necios o tontos) con la que nos distingue nuestro ministro a la hora
de justificar la medida. Porque cuadrando el círculo, se trata, según él, de
una no subida que sube ya que cabe pensar que lo que se sube por los 'costes de
acceso' puede bajar con lo que salga de la subasta de energía que realizan las
empresas. No hagáis esfuerzos por entender el galimatías.
Ya os seguro que el
asunto no es fácil y que, al final, pagaremos la luz más cara porque la subida
de esos costes de acceso es fija (el 9% para la mayoría de los que encendemos
algo en casa) y la bajada en la subasta, que la compensaría, es una previsión
de un ministerio que no se distingue, precisamente, por su acierto en sus
previsiones. Mientras seguimos peleando por algo tan sencillo
como conseguir una inyección de transparencia en este sector para conseguir
algo tan simple como que los consumidores paguemos por la electricidad lo que
realmente cuesta, sin déficit artificiales que se imponen por la presión de las
grandes compañías (viejo e incumplido compromiso del gobierno).
Y al tiempo que se paralice la subida de
la luz y se nos dé voz y voto a la hora de marcar el precio de la luz".
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