miércoles, 4 de marzo de 2015

LA CRUELDAD DE SER POBRES

En la página web del Banco de Alimentos leo: "Ser pobre es duro; pero sólo en una sociedad que gasta y malgasta, sin ningún criterio sólido, puede llegar a ser cruel". Y, desde luego, se puede decir más alto o con letras de una fuente mayor, pero no con más claridad. En nuestra sociedad se malgasta mucho. Demasiado. Y por lo tanto no cabe duda de que estamos ante un caso evidente de crueldad.

Crueldad que hace de la pobreza una realidad particularmente dolorosa que nace del hecho incuestionable de estar en una sociedad que malgasta demasiado. Dicen las "malas" lenguas que hasta 179 kilos por ciudadano. Si multiplicamos esa cantidad por el número de ciudadanos que vivimos sobre nuestro país, la cifra de lo que malgastamos que sale es muy elevada. Demasiado elevada.

Y, por vueltas que doy, no encuentro ningún "criterio sólido" que explique ese continuo malgasto, a ese continuo tirar alimentos sin otro fin que incrementar los beneficios, no de los ganaderos y agricultores sino de quienes no dudan en convertir en beneficios el pisoteo de derechos a que los someten.

Porque cuando uno ve cómo "se obliga" a ganaderos y agricultores a tirar alimentos de los llamados de primera necesidad porque los grandes se ponen de acuerdo en lo poco que les van a pagar o pagan sólo una palabra viene a mi mente.  No es otra que insensibilidad. Y es que no se puede ser más insensible ante la tragedia que viven quienes, en estos días, han asistido, y asisten todavía, a una realidad que une pobreza y crueldad de una manera tan grande.

Por eso, hoy, día en que he tomado mi primer contacto con el Banco de Alimentos, mi pensamiento va a quienes cada mañana deben mirar al cielo para ver qué se esconde tras su azul o sus nubes y actuar en consecuencia.


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