Ayer oí hablar a una tal Mercedes García, antigua Directora General de Gilead, actual laboratorio propietario de Sovaldi, la pastilla que cura la hepatitis C, y resulta
difícil encontrar un ejemplo de una mayor frivolidad y de una falta de
sensibilidad tan grande. La podéis encontrar en http://www.lasexta.com/noticias/sociedad/exdirectiva-farmaceutica-sovaldi-justifica-elevado-precio_2015020200151.html
En el mismo reportaje unos afectados por la citada
enfermedad expresaban su opinión sobre las tales declaraciones. Uno de ellos, incluso, llegaba a las lágrimas. Y lo hacía
por esa absoluta falta de empatía que la tal Mercedes mostraba.
En el fondo, si se contraía esa enfermedad era una simple
cuestión de voluntad por parte de los enfermos. Si estaban enfermos era,
sencillamente, porque ellos querían. Y se quedaba tan ancha después de decir
las cosas que dijo.
Porque dijo muchas tonterías. Demasiadas. Tantas que tuve
que frotarme las orejas para poder saber si lo que estaba oyendo realmente se
estaba diciendo. Porque no es posible mayor lejanía de un problema muy grave
como es el de la hepatitis C. Y dudo mucho que exista quien enferme por gusto.
Por eso, las palabras de Mercedes, tan insensibles, tan fuera de lugar, me
parecieron cuando menos frívolas por no calificarlas de otra manera.
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