lunes, 9 de febrero de 2015

¿MERECEN LA PENA LOS LIBROS ELECTRÓNICOS?

Ya lo denunció la OCU. Ayer intenté "bajarme" para mi flamante e-Readers un libro de los que estaban en el llamado Top Ten de lectura en nuestro país. No lo encontré. Luego me leí la denuncia de la asociación de consumidores y saqué mis conclusiones. Los libros, dicen, que se pueden "bajar" para leerlos en el e-Readers o lector electrónico son realmente pocos. Entre 20% de Kindle y apenas el 40% de Nubico de los libros que figuran en esa lista. Es un caso evidente en el que las posibilidades técnicas quedan muy por debajo de lo que debieran ser.

Por eso, aunque los precios por libro leído sean razonables, no hay derecho a que no figuren los libros más importantes en los catálogos de los principales lectores electrónicos. Ello, unido a las exigencias de la compatibilidad (no todos los libros están disponibles para todos los lectores electrónicos, aunque no es difícil la lectura en una tablet, un smartphone o un ordenador) hacen del libro electrónico un artículo en el que hay que ir con mucho cuidado.

Cuestión aparte cabe decir de las llamadas tarifas planas. Permiten, con condiciones, cambiar de libro si el que leemos no suscita nuestro interés, lo cuál puede parecer una prestación interesante pero tienen un problema importante: su elevado coste hace que sólo interesen a la familias o a lectores cuyo consumo de lectura mensual sea elevado.

Además, si la intención es usar un lector electrónico o eBook hay que tener muy en cuenta la limitación de los catálogos ya apuntada. Ciertamente, las posibilidades técnicas están bien resueltas, en especial el tema del tamaño de la letra, pero eso no es suficiente.

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