lunes, 2 de febrero de 2015

HEPATITIS C Y SU CURACIÓN

Hoy he leído una entrevista con Raymond Schinazi, químico egipcio dueño del laboratorio Phamasset, que ha vendido la patente del principio sofosbuvir (del famoso Sovaldi) a Gilead, y sólo puedo hablar de mi profunda decepción. Me refiero, como seguro que ya lo sabéis, del medicamento reconocido como el que cura la hepatitis C. En ningún momento soy capaz, tras leerla, de entenderlo. Incapaz hasta que llegué al momento en que, con toda su cara, afirma que "cuando tienes el mejor, hay que pagar más".

Ninguna de sus palabras justifica su mensaje. Juega con la vida humana como una forma de negocio.¡Lástima que su comparación con la penicilina se quede, sólo, es una cuestión semántica...!. Y lo peor es que  Schinazi no tiene empacho en decir que las cosas son así.

Pero las cosas no son así. No es de recibo una insensibilidad tan enorme cuando se trata de un medicamento que cura la hepatitis C. Sí, que cura. No se trata de que se trabaje "con aire", como dice. Pero no se puede pretender hacer negocio con la salud de tantos y tantos afectados. No cuestiono el hecho de los duros comienzos de Schinazi, pero sí la triste "venganza" que pretende. Porque cuesta trabajo aceptar que alguien, cuyo fin debería ser otro bien diferente, relacione el dinero con la eficacia de un medicamento que cura la enfermedad.

Como la actitud del laboratorio Bristol-Myers Squibb con el medicamento Daklinza, cuyo precio oculta pero cuya eficacia contra la hepatitis C y otros virus parece, según se dice, fuera de dudas.

No consigo entender que estos laboratorios, que no dudo en calificar de "buitres", pretenda poner en juego la salud de muchos afectados porque los gobiernos no hacen frente a sus alucinantes pretensiones de dinero. Y, desde luego, no es creíble que se pretenda con ello conseguir más dinero para seguir investigando. 

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