La noticia, publicada ayer en varios medios de comunicación,
decía que Los trabajadores a tiempo completo cobran un 50% más por hora
(10,2 euros frente a 15,4). La fuente de la encuesta es de toda credibilidad pues se trata del
Instituto Nacional de Estadística (INE).
La reforma laboral ha tenido, dicen, consecuencias
positivas; lo cierto es que hay que buscar mucho para encontrar a alguien que
esté de acuerdo con esto. La única verdad comprobable es que los salarios de
nuestros trabajadores son, cada vez, más débiles.
Son demasiadas las voces que vienen a decir que las cosas
mejoran, que van mejor. Es posible. El problema está en el largo período de
tiempo que tarda en llegar a los depauperados bolsillos de nuestros trabajadores los beneficios de dicha reforma si son, en verdad, tales (algo que somos muchos los que dudamos).
Los números grandes pueden decir una cosa. Pero la verdad es bien distinta.
Según el INE, los contratos indefinidos ya no son más del 50% de las altas en
la Seguridad Social y el trabajo por horas, que crece cada día, supera ya el
16%.
Es grave que, desde 2010, los sueldos de los trabajadores
estén congelados o bajen de manera más o menos alarmante. En lo que va de año, los
convenios colectivos han aumentado apenas un 0,5%, cantidad, a todas luces, muy
limitada, mientras el coste que ha de asumir el empresario por trabajador bajó
un 0,1%.
No entraré en más análisis de los datos; pero sí es
preocupante que la batalla de los sindicatos por conseguir mejores salarios sea
tan dura y no sé si con expectativas.
Y de lo que no cabe duda es de que la evolución de los
salarios marca de una forma muy clara la posibilidad de que los consumidores
dispongan de un dinero, a todas luces, necesario para poder consumir, aunque sea en bienes muy básicos.
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